Aunque parezca mentira, el cine fantástico español es
un genero del cual podemos estar más que orgullosos pese a quien le pese, y que
con el paso del tiempo muchos de esos filmes han envejecido tan bien con el
buen vino, captando la atención cada vez mas a las nuevas generaciones.
Si yo te dijera un titulo de nuestro cine patrio que director
se te vendría a la mente, pongamos un ejemplo:
“NO PROFANAR EL SUEÑO DE LOS MUERTOS”
– Jorge Grau.
“LA RESIDENCIA”
– Narciso Ibáñez Serrador (Chicho).
“EL CAMINANTE”
– Jacinto Molina (Paul Naschy).
“LA NOCHE DEL TERROR CIEGO”
– Amando de Ossorio.
“LA SAGA DE LOS DRACULA”
– León Klimovsky.
“MIL GRITOS TIENE LA NOCHE (PIECES)”
– Juan Piquer Simón.
“GRITOS EN LA NOCHE”
– Jesús Franco.
“LAS HIJAS DE DRACULA (VAMPYRES)
– José Ramón Larraz.
Todos ellos y los que me dejo en el tintero, se han
convertido en un icono del Fantaterror, los cuales han creado escuela y gracias
a ellos el fantástico español esta mas vivo que nunca. Pero si ahora os nombro “PANICO
EN EL TRANSIBERIANO” ¿Qué nombre se os viene a la mente? Evidentemente su
nombre es Eugenio Martín, quien tras las cámaras dirigió a un gran
elenco de actores tanto nacionales como internacionales y que junto a los
filmes nombrados con anterioridad se convirtiera en una de las obras mas
conocidas fuera de nuestras fronteras.
Pues bien, y después de este sermón que os he contado,
damos paso al premio “Nocturna de Honor 2019” en el Festival
Internacional de Cine Fantástico Nocturna Madrid. Sin duda alguna era un
secreto a voces o por lo menos era lo que todos los aficionados queríamos que
fuera, pues el cineasta Eugenio Martín recibirá este galardón el próximo 26 de octubre.
A continuación, os dejo con la nota de prensa ofrecida
por el festival.
¡¡¡Larga vida al Fantástico!!!
19 de septiembre 2019. El cineasta
Eugenio Martín, conocido en el mundo anglosajón como Gene Martin, sorprendió en
1966 con la película El precio de un
hombre, una novedosa simbiosis
entre la tradición del western americano y las influencias del cine italiano.
Su largometraje fue entonces reconocido de “interés artístico especial” y
convirtió a su protagonista, el actor Tomás Milián, en un icono del género,
siendo hoy una de las películas favoritas de Quentin Tarantino.
Eugenio Martín (Ceuta, 1925) será homenajeado el día 26 de octubre
en la VII edición de Nocturna Madrid “por su aportación al fantaterror español
y por su capacidad de rodar con la misma elegancia y responsabilidad películas
de diversos géneros”, explica Sergio Molina, director del festival.
El veterano
cineasta ha abarcado en su extensa filmografía desde el cortometraje
documental, hasta el cine fantástico y de terror, el spaghetti western, la
comedia musical y las películas con tinte español más significativas de finales
de los 60. En 1972 dirige Pánico en el Transiberiano, uno de
sus films más destacados a nivel internacional, que hasta hoy es considerado
como una obra de culto. Al año siguiente, Una vela para el diablo (1973),
censurada en su día y recientemente restaurada por el Festival de Cine Clásico
de Granada (Retroback).
También entre sus
trabajos más reconocidos destacan Tengamos la guerra en paz o la serie
para televisión Juanita la Larga. “Tenía un material dramático de primera. Para
mí lo más importante es contar una buena historia, no importa el género”,
explica sobre su trayectoria Eugenio Martín.
Nacido en Ceuta,
se trasladó a Granada con su familia cuando era un adolescente y fundó en esa
ciudad el primer cineclub de su historia, junto con intelectuales de la época
como José Martín Recuerda, Elena Vivaldi o Gregorio Salvador. Más tarde
ingresaría en Madrid en el Instituto de Investigaciones y Experiencias
Cinematográficas con su primer corto rodado en 35 milímetros y con música de
Ernesto Halffter, Viaje romántico a
Granada (1954) -basado en los grabados que los viajeros del XIX hicieron de
la Alhambra-, formándose en la misma
escuela que los cineastas Berlanga o Saura.
Eugenio Martín
también trabajó como ayudante en la película Simbad y la princesa (1958),
rodada en parte en el monumento nazarí y la provincia andaluza, y estableció
los pilares de la que serían sus primeras películas, Los corsarios del Caribe
-una historia de piratas sin pretensiones que acabó triunfando en las salas de
media Europa- y Despedida de soltero (ambas de 1961), una cinta con la que el
cineasta fracasó y tuvo que aceptar ser ayudante en producciones extranjeras, a
la sombra de directores internacionales como Michael Anderson (1984) o Nicholas Ray (Rey de reyes), para continuar en el
mundo del cine. Después llegarían películas de autoría propia como Hipnosis
(1962) y Duelo en el Amazonas (1964).
Un juglar en todos los géneros
Por delante de su
cámara han pasado Pepe Isbert, Christopher Lee, James Mason, Julio Iglesias,
José Luis López Vázquez, Gracita Morales o Lola Flores -que logró ser la
primera mujer galardonada con el Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo
por Una señora estupenda (1967).
Martín afirma que nunca quiso decantarse por un estilo, y siempre se ha
mantenido flexible ante cualquier posibilidad: “Me he sentido igual de cómodo
haciendo un thriller que una comedia, una película de misterio que una de
aventuras. Me considero una especie de juglar porque me dedico a narrar las
historias que otros han inventado”, explica con humildad. Una virtud que, según
sus biógrafos Carlos Aguilar y Anita Haas (Eugenio
Martín: un autor para todos los géneros), destaca en su personalidad y en
su forma de trabajar.
Entre su
filmografía también figuran Las leandras (1969), La vida sigue igual (1969), El
hombre de río malo (1971), No quiero perder la honra (1974), “españoladas que forman parte
de las películas alimenticias que hay que hacer para comer y que no tienen nada
de malo", explica Eugenio Martín. Aunque, lo que siempre ha querido hacer
es cine de autor.
“La evolución de
Eugenio Martín siempre ha sido coherente con la industria cinematográfica y su
línea en el tiempo y también muy personal porque siempre ha sabido aportar su
estilo”, dice de él Reinaldo Pereira, subdirector de Nocturna Madrid. “Sé que
no todas mis películas son buenas, pero entre más de veinte, cinco o seis sí lo
son. Y he podido hacer las historias que quería”, asegura Martín, quien
sobrevivió artísticamente a la dictadura franquista, a la censura, e incluso a
la autocrítica.
Eugenio recibirá
el reconocimiento a su larga trayectoria del Festival Nocturna Madrid con el
Premio Nocturna de Honor, un homenaje que anteriores ediciones han recibido
cineastas como Narciso Ibáñez Serrador, Jorge Grau o Caroline Munro.
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