En el número 6 de la revista “La Cabina de Nemo” entre todo su suculento contenido, podemos encontrar una entrevista a la actriz María Kosty realizada por un servidor dentro del marco del “VI Festival Internacional de Cine Fantástico Nocturna Madrid”. Ahora y desde este momento estará a vuestra disposición en formato digital para todo aquel que no puede disponer de la revista y que espero que disfrutéis de ella, al igual que hice yo en su día.
Siempre es un lujo el poder asistir a Nocturna Madrid, un lugar lleno de magia y sobre todo el volver a reencontrarte con gente que han pasado a convertirse en grandes amigos.
Dentro del marco del festival pudimos conocer a unos
invitados tan especiales como Don Mancini, James Cook o Paul Hyet, pero
para mí fue bastante enriquecedor el poder conocer a una persona tan
maravillosa y especial como fue la guapísima María Kosty. La actriz era
uno de los componentes del jurado del festival y claro, durante toda la semana
pudimos disfrutar de su presencia en la sala visionando los diversos filmes que
se presentaban a concurso. Desde el primer día he de decir que congeniamos bien
y a esto le sumariamos como quedó impresionada al presentarle un pressbook de
la productora Profilmes de “La Saga de los Drácula” que le lleve para
que me firmara.
Al término de la proyección del filme “Ghostland” de Pascal Laugier, salimos con un mal cuerpo provocado por la dureza que la cinta nos mostró. Ambos fuimos a tomamos un zumo y un helado y, mientras nos reponíamos del mal trago, aprovechamos la ocasión para realizar esta entrevista que a continuación podéis disfrutar.
1. En tu filmografía podemos encontrar cerca de un centenar de apariciones entre cine, teatro o televisión. Aunque la mayoría del público suele asociarte en intervenciones con la comedia, pocos o los más aficionados al fantástico solemos reconocerte en este género. ¿Cómo fue tu incursión en él?
Fue por León Klimovsky. Yo había hecho “La Casa de las Chivas” dirigida por él y la productora era Profilmes, que luego fue la que se encargó, digamos, de hacer todas estas series de películas. Desde los años 70, más o menos, hasta los 80, producían cine fantástico y de terror. Entonces Klimovsky estaba muy a gusto conmigo y tal. Le caía bien. Yo soy una persona muy responsable, soy una profesional, entonces cuando terminó me dijo: - “Voy a hacer “La Saga de los Drácula” – con un guion de Juan Tebas. Esta Narciso Ibáñez Menta, está Tina Sainz, Toni Isbert y tal… Y el papel de la hija del conde Drácula, una de ellas, me gustaría que fueras tú”.
Y de pronto para mí era como salir a otro mundo, porque yo, claro, siempre había hecho pues o teatro o televisión o cine, pero otra clase, no. Entonces lo hice a ver qué tal y me lo pase tan bien, tan bien, tan bien, que no puedo decir lo bien que me lo pasé. Era algo que yo venía de estar haciendo dos funciones diarias, solía dormir muy poco, también tenía 20 o 22 años -entonces lo podíamos aguantar- e iba y entraba a las siete de la mañana allí en la Cartuja y decía: “¡holaaa que tal, como estáis!”. Y decían: “¡Qué marcha tiene!” (risas).
2. Ya que has hablado sobre “La saga de los Drácula”, se comenta que hay una anécdota muy graciosa sobre ella ¿Nos la puedes contar?
Ya te he dicho que dormía poco, por si era poco eso, en ese transcurso me salió también un teatro de siempre que era en la segunda cadena de televisión (la 2) y yo dije: ¡Bueno pues lo hago! Total, que dormía nada, nada. Total, que un día hice la primera secuencia a las 8 de la mañana y me dijeron que tenía dos horas libres. Entonces me dediqué a visitar la Cartuja; Cartuja arriba, Cartuja abajo y claro, la Cartuja estaba vacía, quitando los sitios que estaban decorados para la película. Bajé a la cripta y me encontré un ataúd que era del Conde Drácula, me acerqué a mirarlo de cerca y era tan bonito, estaba tan forradito y tan mullidito, con la almohada todo con seda y dije: - “Yo me puedo echar aquí, me estiro un ratito y estoy así de relajadita en vez de estar sentada en una silla”.
Me subí, me senté y me quedé tan relajadita. Yo no me di cuenta de dormirme. Luego me contaron que, a las dos horas, empezaron a buscarme por la Cartuja, por el pueblo -la gente decía que no me habían visto-. Claro, vestida de época, por aquí no ha pasado nadie. Total, que hicieron otra secuencia y ya habían pasado 4 horas y que María no aparece. Y claro, ya todos preocupados. A esto que va uno de los eléctricos con los rollos de cable y los tira al suelo de la cripta -que es más o menos lo que utilizaban de almacén- claro, al sentir el ruido, yo me senté y dije: ¡Qué pasa! Y el tío dijo: “¡Coñooo! ¡Coñoo!” Y subió a cuatro patas las escaleras. (Ambos no paramos de reír a carcajada limpia con esta anécdota)
3. Has trabajado con grandes directores del género como son León Klimovsky, Amando de Ossorio o Juan Bosch. ¿Cómo fue tu experiencia con ellos?
Con Amando no muy bien, es un hombre muy difícil, muy caprichoso. Respetaba muy poco a los actores y a las actrices menos; éramos como muñequitas. Yo he sido una mujer que siempre he tenido un talante muy amable, muy andaluz, porque yo vengo de gente de Córdoba y me intento llevar bien con todo el mundo, pero si me faltas al respeto y tal, no lo consiento. Yo sé que él no quería que trabajara, porque si él me chillaba yo le contestaba, pero quería la productora que estuviera ahí. Entonces un día me dijo que saltara por encima de un trávelin y que no se me notara, le dije que eso era imposible, yo no puedo ir andando y saltar sin que se note. – “¡Que sí! Que siempre sabes decir que no”- Al final salté, me caí de bruces, las manos llenas de arena con un poco de sangre, se las mostré y le dije: “¡Se puede o no se puede!”
Con Klimovsky de maravilla, es una persona que sabía muchísimo de cine. A mí me encantaba escucharle. Una persona supereducada, muy respetuosa con los actores. Tanto Leo como su mujer, que era la adaptadora de los guiones, Erika creo que se llamaba. Yo me llevaba de fábula. Hice también “Una Libélula para cada muerto” con ellos y fue la última que yo hice de terror porque ya me fui a México. Hice otras cosas y cambiamos de aires, aunque yo seguía trabajando, pero ya fuera de España.
4. También has trabajado con dos de las grandes leyendas del género: Narciso Ibáñez Menta y Paul Naschy ¿Cómo fue trabajar con ellos?
Muy bien, muy bien. Narciso es el típico hombre de teatro de toda la vida. Jamás le veías sin maquillar. Él iba maquillado de su casa. Me invitó a su casa en Madrid y tenía una habitación donde había toda clase de orejas, bigotes, perillas, barbas, lentillas, cejas, peluquines... Yo, a Narciso, nunca lo he visto con la cara lavada. ¡Jamás!, Y de normal tampoco. Cuando él se iba a rodar, si el coche lo recogía a las 7 de la mañana, él se levantaba a las 4 o la hora que sea y ya llegaba maquillado del Conde Drácula.
– Cuando has dicho que tenía una habitación con todo ese tipo de prótesis ¿Se podría decir que es el Lon Chaney argentino?
Totalmente. Él creaba sus personajes, cosa que yo cuando leo un personaje lo veo zurcir, según lo voy leyendo ¡no! Sale del papel y veo cómo se va a sentar, cómo se peina y tal, aunque luego llega el peluquero y te arregla, pero yo aporto lo que he visto. Él no hacía eso; él, a base de ir creando su cara, se convertía en ese personaje y ya salía.
A mí me dijeron, que Naschy tenía mal genio y, de verdad, yo súper encantada con él. Además, que yo se lo decía a su hijo. Nos llevábamos de maravilla. Él admiraba mucho a los actores, porque decía que le gustaría mucho hacer un día teatro y hacer lo que hacíamos nosotros. Me acuerdo de que cuando estuve en el teatro español de primera actriz me decían: “¿Tú haces películas de terror?”. Y yo: “Sí ¿Y?”. Yo soy exactamente igual de buena o de mala actriz, haciendo esto que estoy haciendo aquí y haciendo lo otro, yo lo hago con todo el cariño del mundo no sabéis como me lo paso de bien.
5. Eres consciente de que eres un icono del Fantaterror ¿Qué se siente?
Verás, consciente, consciente no lo sé; si es verdad que cuando me dieron el premio en Sitges me llamó Diego López y me dijo: María, queremos darte un premio y tal, y yo le dije: pero si yo no he hecho películas para que me pueda llevar un premio. Y me dijo que había cinco o seis y le contesté: ¿Tantas? Y entonces me encontré un día que la gente estaba haciendo cola, una cola enorme en Sitges y pensaba que era para comprar entradas o algo y me dice Diego: mira, estaban cogiendo una cosa y esa cosa que estaban cogiendo era una postal. En la postal era yo y ponía: “María Kosty. Spanish Horror Queen” Era un fotograma de “La Noche de las Gaviotas”, pero dibujado. Pues esa cola era para que les firmara. Fue algo que, a mí, me sorprende y me sigue sorprendiendo mucho.
6. Otros iconos como Jack Taylor o Lone Fleming han vuelto a parecer últimamente en nuevos filmes de cine fantástico. ¿Te gustaría volver al género?
¡Sí, encantada! Además, he dicho que ahora, con otros medios, con otras historias que son, digamos como más profundas, me encantaría volver a hacer cine de terror.
7. Volviendo a tu etapa de la comedia… has trabajado con directores tan fundamentales como Pedro Lazaga, Mariano Ozores, Pedro Masó o Luis María Delgado ¿Qué nos puedes contar de esta etapa?
Una etapa muy bonita, muy divertida porque me lo pasaba muy bien. Y te digo una cosa, yo hay tres películas que las ponen en televisión continuamente de hace más 20 años y siempre que las ponen tienen un montón de espectadores que son: “La Tía de Carlos”, “El Calzonazos” y “Donde estará mi niño” con Manolo Escobar.
Cuando las ponen en Cine de Barrio me llaman: “María. ¿Te quieres venir que vamos a ponerlas?”; y digo ¿Otra vez? Sí, es que la gente las ve mucho y claro, luego vas al mercado, te para la gente y te dice: María yo no sé las veces que la he visto pero es que me rio a carcajadas. ¡Ea! Si la gente se lo pasa bien, pues te da alegría.
8. Como gran fan de Paco Martínez Soria, me gustaría saber cómo fue trabajar con él.
Bueno, yo ya había empezado con él en teatro. Fue la segunda obra de teatro que yo hice en mi vida y fue “La Educación de los Padres”. Yo no tengo ninguna queja con él ni como director ni como compañero, pero sí es verdad que cuando me despedí, a él le sentó mal porque había gente en la compañía que llevaban 25 años entonces yo dije: es que ya mi etapa ha pasado. Yo firmé un año y, claro, tuve que irme.
Entonces sé que, cuando se hizo “El Calzonazos”, Juan Botas uno de los productores -que era del estudio Roma-; dieron mi nombre y Paco dijo que no, que yo era una actriz muy conflictiva y le dijeron: “¿Qué? ¿María conflictiva? Si ha trabajado dos veces y es una tía puntual y formal”; y él respondió: “bueno, bueno, si queréis”. Entonces él me veía y bien, cada uno en su sitio. Con todo el respeto del mundo yo le decía ¿Qué tal don Paco? Bien muy bien, pero eso no quita que era un señor que sabía llegar al público, llenar la pantalla o el escenario, ante eso yo chapó.
9. Por último, preguntarte si tienes algún proyecto a la vista.
Pues he hecho dos películas, una se llama “El Señor Manolo” que da una vuelta de tuerca a mi carrera, porque era enfrentarme a una mujer joven con alzhéimer. Se hizo un poco deprisa y sin mimo. Yo creo que el trabajo me gustó, pero no es una película redonda.
La otra es “El Pasado Nunca Muere” que no se ha estrenado todavía y bueno, ahí estamos. Yo sigo al pie del cañón porque me gusta y es mi pasión, como decía Lope de Vega: “El teatro es una pasión”. Y lo más importante es que el personaje se meta en ti, que tú le sirvas como vestido y que pueda sentir, llorar, vibrar en fin… todo.
Muchas gracias María por tu tiempo, ha sido todo un placer el haberte conocido y haber disfrutado con esta entrevista.
-De nada. A ti, Manolo ¡Guapo! -
Gracias a Antonio Busquets y a Viky Rodríguez por facilitarme el encuentro con María y poder entrevistarla.
Gracias a Pako Mulero por darme la oportunidad de haber podido publicar esta entrevista en formato físico.
¡¡¡Larga vida a “La Cabina de Nemo”!!!
Manuel
Lendínez Gallego.
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