“El programa de hoy, no admite ser
presentado como un chiste o con una broma, no lo admite porque quizá sea el
guion mas fuerte de los que hasta ahora les hemos ofrecido a ustedes; creo que
lo que en el sucede llegara a impresionarles.”
Con estas palabras comenzaba uno de los capítulos de
Historias para no Dormir y que por caprichos del destino ha querido servir como
introducción para este artículo.
El pasado viernes día 7 de junio la televisión quedo
huérfana, ya que el padre de ella nos dejó a los 83 años; Narciso Ibáñez
Serrador más conocido como “Chicho” nos ha dejado un legado tanto televisivo
como cinematográfico (ojalá me equivoque, pero creo que jamás se volverá a
repetir).
Una mente rauda y privilegiada, un creador insaciable,
hasta sus últimos días, incluso hace unos meses cuando recibió el Goya de Honor
todavía fantaseaba con la idea de volver al trabajo y que según decía que trabajaría
en proyectos para el futuro.
Este señor abandono Argentina para venir a España,
bajo el brazo trajo consigo una caja con un episodio de la serie realizada por
el “Mañana Puede ser Verdad” y dicho episodio seria su carta de
presentación para comenzar a trabajar en Televisión Española, a raíz de esto,
Chicho revoluciono la manera de hacer televisión en nuestro país, fue el
causante de que los espectadores no pudieran conciliar el sueño con “Historias
para no Dormir”, más tarde llegaría el programa de todos los programas “Un,
Dos, Tres… Responda otra Vez” fue algo tan inusual que en la España de los
setenta éramos 37 millones de habitantes
y consiguió congregar a 24 millones delante de un televisor.
En 1969 dirigiría su primera película “La
Residencia”, rodada con una genialidad asombrosa e innovadora nunca vista
en nuestro país; siete años más tarde en 1976 llegaría su segunda película ¿Quién
Puede Matar a un Niño? Un filme adelantado a su tiempo y que sería la
semilla de lo que llegaría muchos años después, una historia tan cruda que ni
yo mismo he sido capaz de verla una segunda vez, ya que me traumatizo tanto que
a su lado “Los Chicos del Maíz” son niños de teta comparados con estos.
Tras estas dos obras maestras que ya forman parte de
la cultura de España, Chicho volvería a la televisión con programas como:
El Televisor
Waku Waku
Hablemos de Sexo
Luz Roja
El Semáforo
Jimanji Kanana
Un, dos, tres… a leer esta vez
Memoria de Elefante
La cadena privada Telecinco encarga en 2005, la
grabación de varias películas bajo el título “Películas para no Dormir”
donde Chicho conto con los directores Álex de la Iglesia, Jaume Balagueró, Paco
Plaza, Enrique Urbizu y Mateo Gil. Dentro de este ciclo de películas “La
Culpa” fue dirigida por Chicho.
A raíz de la entrega del Premio Feroz de Honor a toda
una carrera en el año 2017, muchos homenajes les seguirían, entre ellos el
Premio Maestro del Fantástico entregado en el Festival Nocturna Madrid 2017 y
en el cual un servidor estuvo presente en dicho evento, pero lo que menos
podría imaginarme sería el poder estar solo frente a él y sobre todo tener el
honor de estrecharle la mano y poder decirle ¡Gracias Maestro! En dicho
festival los asistentes pudimos disfrutar de una clase magistral sobre el
silencio que ni siquiera su hijo nunca había escuchado.
Tras estos dos reconocimientos en el año 2017, a la
academia del cine español le dio que pensar e hicieron justicia con la entrega
del Goya de Honor 2019, un premio sinceramente tardío pero muy merecido, aunque
algunos se hayan quedado en el camino como Paul Naschy o Jorge Grau.
Ahora nos ha dejado para viajar a esa dimensión
desconocida, en donde seguro la revolucionara al igual que hizo en nuestro país.
"Siempre estará en nuestras mentes ese creador de
historias que nos asustó, nos educó, supo entretenernos y que hoy nos ha hecho llorar
a más de uno".
¡HASTA
SIEMPRE… MAESTRO!
Manuel Lendínez
Gallego.
Gran artículo repasando su trayectoria. Para mi su película Quién puede matar a un niño, es de las mas grandes del cine de terror mundial.
ResponderEliminarUn saludo
Si señor!!
ResponderEliminarSu época en Historias para no dormir, es de lo mejor, a la altura de la dimensión desconocida.
Se fue un grande, irremplazable, sin duda.